Todo el cuerpo cruje. Pequeños crujidos.
Recuerdo aquella vez que me tocaste el brazo y grité.
Me pregunto si habría gritado igual si hubiera sido otra persona.
Y me río.
Y nada de esto es cierto, o sí, sí que lo es pero no de esa manera tan maniaca, sino más bien como proyecciones de historias imaginarias.
En sueños, pequeños sueños metidos en capsulas de color rojo.
A veces solo me gustaría tener una cámara de fotos y retratar todo desde esa perspectiva en la que tan cómoda me siento.
Nada es como recuerdo. Nunca todo es tan bonito.
Pero siempre es mucho más embarazoso.
20090517
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