20090627

efecto placebo.

Y después de tanto tiempo al fin, las cosas parecen tener un poco más de sentido. Parece mentira, y un día que contaba sin verte, que ya no me preguntaba cuando sería la próxima vez, no por nada en particular, simplemente porque hacía tantas semanas que no era algo en lo que me parara a pensar.
Y una noche, sin nada en particular. Noche? Ya había salido el Sol en ese momento. Y por ahí aparecíais, esa larga y ancha calle. Y yo preguntándome si aparecería detrás tuyo la nínfula aquella que tan poco puedo aguantar. Más por orgullo que por cualquier otra cosa.

Y acabamos en la playa al final, sin que nadie más quiera acompañarnos y por el camino me sorprendo hablando de todas aquellas cosas que a mi me parecían tabus pero que gracias a los problemas de otros conseguimos aclarar. Y me gusta que me digas que te gusto.

Que si fueras una chica serías como yo.

La playa se ve lisa y azul y me parece algo demasiado bonito. Y después de largo rato hablando, con las medias y las manos rebozadas en la arena, encontramos el momento de irnos. Y que me lleves en bici por Barcelona. Hace un día de puta madre, es sábado por la mañana y hay tan poca gente en la calle que da gusto ir en bicicleta. Yo delante, encogida y rodeada por los brazos que conducen, mientras tu sentado pedaleas.


Y no es que fuera una cita porque ni siquiera habíamos quedado, ni sabíamos que ibamos a vernos. Pero no sé, después de tanto tiempo sin haber tenido una la consideraré como tal.



Un empujón, échale morro.


Y llegando a las once de la mañana a casa. Llena de arena y de saliva ajena.

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