Ayer me entraron ganas de decirte si querías compartir la cama conmigo.
Y me despierto sin haber dormido nada y encuentro páginas blancas con números y todo lo encuentro tan aburrido que no sé por qué he pensado eso.
Como si ahora ya fueran mundos totalmente separados en los que ninguno quiere que el otro entre en el suyo. Porque no entendería nada, y sinceramente yo, tampoco quiero.
20090615
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