20090216

Recuerdo que la primera vez que salí a la calle con los labios pintados de rojo un hombre me dijo adiós desde el otro andén del metro.
Y en ese momento me sentí guapa.

Me encanta que la gente desconocida haga este tipo de cosas. Y me pregunto por qué yo a veces no llego a hacer lo mismo.
Aunque recuerdo que las pocas veces que lo he llegado a hacer la otra persona acaba malinterpretando y los peores momentos de mi vida que recuerdo tienen que ver con desconocidos conocidos en metros.

No hay vez que no salga de la parada de metro de Lesseps y piense en "Victor", y es innebitable que el asco recorra mi cuerpo.


asco asco asco asco asco asco ascoascoascoascoascoascoascoascoasoocascocosacoascoasaco.



De hecho cada vez creo que odio más el metro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay un corto colgado en youtube, que se llama El Columpio, que creo que te gustará.

Las miradas interesantes en el metro, en el autobús, en un bar, son las mejores. Son las que despiertan sensaciones más profundas y pasionales que se puedan encender en un ser humano. Claro, eso sí, no todo el mundo sabe despertar éstas - aunque por definición se crea que las mujeres lo hacen instintivamente y los hombres no tienen ni idea -.

Por otra parte prefiero mil veces el autobús, siempre puedes ver la gente pasar; sobretodo los días grises de tonos fríos, ya sean de tardes de verano o a cualquier hora en invierno, con algo de viento suave, si no fuera mucho pedir; o con una lluvia golpeando plácidamente el cristal: eso es híper gratificante. Sobretodo si llevas buena música en tu mp3.

Un saludo :]