Y piensas en como dentro de poco tendrás que volver a meter todo en cajas.
Cajas. Cajas.
Recuerdos a la basura. Bolsas y bolsas de mierda.
a veces me pongo a recordar el piso de Viladomat, los pequeños recobecos, supongo que incluso por eso hasta sueño con él. Convertido en un hotel precioso. La tristeza de pasar por esa esquina.
En Asturias todo fue un desastre, incluso mi elección del color de las paredes. Un verde manzana extremo, lleno de cuadros rotos de mi hermano y cosas que iba pegando. Todo era un desastre ahí. Un desastre manifiesto. Realmente si hubiera venido en el momento perfecto ese gigantesco piso podría haber sido precioso.
Aunque siempre he tenido la sensación de que en un futuro volveré a ese piso. Y espero hacerlo. Reformado, con puertas y con las paredes pintadas de colores vivos.
Y ahora, mis paredes llenas de pequeños detalles y recuerdos, una pequeña obra de arte reformada, un collage que me rodea. Rojo, blanco y negro. Yo.
Aunque siempre me ha hecho gracia el detalle de que nunca hubiera ninguna foto o poster de Muse gigantesco. Porque está lleno de pequeños detalles de ellos por toda la habitación. Como Wally. Aunque es cierto que necesito más espacio.
Me encantaría una gigantesca mesa en la que escribir y dibujar. Una estantería donde poner todas mis cosas. Una cama baja y grande en la que estirarme.
Esperanzas en el siguiente.
Siempre he querido pintar una pared negra.
20090416
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