Aun tenía marcas en mis muñecas. Siempre tuve la piel demasiado blanca. Parecían pulseras en mis brazos. Rojas. Y me dolían, me dolían mucho y tu me cogías la mano con los dedos entrelazados con los mios, ignorando las marcas que me habías dejado horas antes. Sangrando. Y derrotada,me cogías las manos y me las ponías alrededor de tu cuello. Llevándome y dejándome lentamente en la cama. Me volvías a atar, suplicándome que no volviera a escapar porque odiabas hacerme esto. Odiabas ver como disfrutaba mientras me encadenabas a la cama.
no quise decir que no.
Ayer mirando libretas antiguas encontré esto y no pudo evitar hacerme gracia.
20090317
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