Soñé que querías que nos vieramos, pero me preguntabas si te importaba que trajeras a la chica, creo que la llamabas Nana, o Lulú. No, Lulú no serías capaz de llamarla, y menos Lolita.
Aunque realmente ahora no debería importarme, pero es que la cara de esa niña no me gusta.
Es como si en su cara se reflejara la idea de por qué la elegiste a ella y no a mi. Y eso siempre duele al orgullo de una señorita.
20090303
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