Ya estamos.
Me pregunto demasiadas cosas y el cerebro de algunas personas no son capaces de responderme.
Me pone triste. Aunque sé que no debería.
Ahg, ahí viene.
No vale la pena. Y me lo repito a mi misma más de cien veces. No vale la pena. No vale la pena.
En realidad nadie vale la pena.
A veces creo que algunas personas pasamos por los mismos estados, llegando a las mismas conclusiones, creando algunos vínculos que nos relacionan en mayor o menor medida.
Como cuando silbas una canción y quieres hablar con esa persona simplemente por el hecho de compartir esas notas.
O como si tuvieras un libro en tus manos y supieras qué va a pasar en el próximo capítulo.
Como déjà vus compartidos.
Solo esto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario