No había vuelto a esa estación desde aquella mañana, hacía meses. De resaca, con una pinta horrible, llevando una chaqueta que se había encontrado en un bar y que curiosamente era parecida a la que él, que estaba a tu lado, llevaba. Agarrándole por la cintura y apretando mi cuerpo contra el suyo para colarme en el metro, volver a casa, pensar sobre lo que había pasado, y finalmente dormir.
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Y que idiota fuiste en el momento en el que le diste la mano y te diste la vuelta, que eras tan consciente que no era verdad, y lo pensaste y dijise adiós, que aquí se olvidaba todo, que ya te olvidabas y que gracias a dios lo necesitabas pero eso fue antes, o despues en realidad. Estornudas y vuelves en si, respira porque solo era un sueño y te ahogabas. Vuelve para darte cuenta de lo que pasó cuando te giraste, acurrúcate para dormir aunque no puedas.
Duerme para despertarte pensano en aquellas cosas que te hacían sonreir y que ya no y que como un poeta boheio cuentas, como hazañas que algún día fueron y que ahora no son más que polvo. O era al revés.
Y ni eso, nada en especial, nada en concreto. Recuerdas como eras y como eres., algo que respira y no quiere hacer más. Que ya tuviste suficiente una vez, que ya eres la niña que no esperabas ser.
Sí, nada en concreto y todo en general, no te enteras de nada pero es lo que pasa cuando crees que te viene la inspiración justo después de una noche muy autodestructiva y muy divertida.
20080907
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