20080430

Escógeme

Siempre que salía de tu casa después de pasarnos horas y horas follando hacía un día precioso. Me hacía gracia el hecho de que ese Sol me quemara la cara, que todo brillara a mi alrededor y yo me paseara por ahí, lentamente, triste, tan triste que notaba como mis brazos se caían por el camino. No era el hecho de sentirme utilizada, que un poquito, sino el hecho de que a ti te diera igual, o al menos lo pareciera. El hecho de saber que siguiendo por ahí nunca podría llegar a ser feliz contigo pero también saber que era la única manera de verte y poder estar contigo. Mis ojos evitaban el Sol de pura vergüenza, como si éste reflejara cada uno de mis errores y quisiera esconderme de ellos.

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